viernes, 7 de septiembre de 2012

La historia de Kanelita Qaramelo


Nuestra amistad duró cuatro años. Durante ese tiempo  llegué a ayudarle, a estar con dos chicas que le llegaron a gustar mucho. Una era amiga mía, y la otra era compañera suya en su escuela. Ambos nos gustamos desde el principio pero por una cosa u otra jamás pudimos estar juntos; me encantaba estar a su lado y siempre me hacía sonreír y esa manera en que las mariposas te revuelan en el estómago. 
Después de tener poco más de cuatro años de amistad, él comenzó a visitarme más seguido a mi casa, pasábamos mucho tiempo juntos, seguido nos salíamos a pasear, o comer algo.
 Un día estábamos caminando y platicando nos quedamos cerca de un “poste de luz”, (que lugar tan romántico ¿no?) me recargue en el mientras seguíamos platicando, cuando menos lo esperé se acercó a mí con delicadeza, y de la manera más tierna me besó. 
El Sábado siguiente me dijo que tenía algo importante que decirme y que si lo acompañaba a caminar, yo veía cuán nervioso estaba y entonces después de una larga caminata me pidió que fuera su novia, recuerdo que tartamudeo mucho y yo para calmarlo recuerdo que le sonreí, me acerqué hasta que la punta de mi nariz tocó la suya y le dije “no sabes cuánto esperé a que me pidieras eso”. 
Al principio fue complicado, porque no todos lo aceptaban, pero la verdad es que no me importaba porque estaba con él. Después de un tiempo se hicieron a la idea que ni él ni yo nos separaríamos y sin importar comentarios y acciones de los demás por mantenernos aparte. Cada que cumplimos un mes me da un detalle diferente y desde ese sábado hemos estado juntos, compartiendo experiencias, pensamientos, postres, viajes, sonrisas, lágrimas, largas pláticas, malos ratos, pero seguimos sonriéndonos como desde el principio, y seguimos sintiéndonos tan enamorados (o me atrevo a decir que aun más que al inicio).
Esta es mi historia de amor, que aun continua gracia a Dios.

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